Corporación Bíblica "El Juicio de Salomón y Las Tres Marías"

miércoles, 5 de marzo de 2008

LA SAETA CUARTELERA DE PUENTE GENIL

Autor: Manuel Serrano García

El cante de la Saeta se realiza en Andalucía durante las procesiones de Semana Santa. En realidad no se trata de un estilo independiente y sólido, sino que, empleando una letra alusiva a la Pasión de Cristo, se ejecuta un cante del grupo de las tonás - seguirilla, martinete, debla, carcelera, y se ornamenta y se alimenta con una mayor cantidad de melismas, aunque el esquema principal en la melodía permanece intacto.

Etimológicamente la palabra Saeta procede del latín Sagitta, que significa dardo o flecha, y la denominación es posible que la dieran los frailes franciscanos que durante los siglos XVI y XVII, en determinados momentos de sus misiones, recitaban o cantaban por las calles unos avisos, jaculatorias y sentencias en forma de coplillas que se conocían con el nombre de Saetas, y posiblemente, de los primeros cánticos de los hermanos del Pecado Mortal y los de la Aurora, allá por el siglo XVIII.

Pudo haber sido Enrique el Mellizo quien cantara por primera vez ante una imagen procesional en el gaditano barrio de Santa María, pero de ello no se tiene constancia escrita alguna. Lo que si es cierto es que unos años más tarde la saeta alcanzaría su esplendor en las voces de El Gloria, Manuel Centeno, Manuel Torre, La Niña de los Peines, Manuel Vallejo y, sobre todo la Niña de la Alfalfa.

Puente Genil es cuna de grandes saeteros que han cultivado la saeta grande por seguirilla y martinete, así como, nuestra variedad autóctona de saeta que es la Cuartelera, que también forma parte de ese gran acervo cultural - musical de Puente Genil. Construida con gran musicalidad, a diferencia de otras de pueblos cercanos, donde la línea melódica es prácticamente plana. Nuestra cuartelera es unas de las más bellas saetas llanas de Andalucía, se encuentra musicalmente en la escala melódica descendente, o escala andaluza.

Las Saetas Cuarteleras coreadas tituladas “Alondras y Ruiseñores”, “La Sangre pura brotaba” y “Viva Jesús Nazareno”, que se cantan generalmente en grupo, son las más antiguas, como lo prueban los Libros de la Cofradía de Jesús Nazareno en las cuentas que se justifican en la centuria del año 1600. Pero como cante popular nace alrededor de 1840, destacando la vieja cordobesa, la cuartelera de Puente Genil, la Samaritana de Castro del Río, la de Santería de Lucena, entre otras, y se han venido manteniendo intactas en su interpretación, en su tonalidad y en su temática. Y nos ha llegado preservada y continuada en su espacio y lugar por excelencia que le es propio y que al mismo tiempo le ha dado apellido: CUARTEL. Esto es, nos ha llegado como una saeta viva y sentida por el pueblo.

Se denomina Saeta Cuartelera por haber nacido dentro de los Cuarteles de las Corporaciones Bíblicas, que son las casas donde se reúnen y confraternizan los miembros, llamados y considerados hermanos, de cada una de ellas.

La Saeta Cuartelera son fragmentos y traducciones casi literales poetizadas del evangelio según San Mateo, que reflejan paso a paso la Pasión de Jesús Nazareno. Por eso, la Sagrada Biblia es la base fundamental de la Semana Santa de Puente Genil.

Sin detenernos en la Saeta en general, la Saeta vieja, primitiva o llana, y refiriéndose a la Saeta Cuartelera, podemos decir que es autóctona y única de Puente Genil, por su forma, por su estilo. No es una saeta procesional. La Saeta Cuartelera es a la vez poesía y oración, copla y plegaria, desgarro y requiebro, sentimiento y pasión, que surge de manera espontánea de lo más hondo del corazón del Manantero.

Nuestras Saetas Cuarteleras, a más de ser un grito pidiendo clemencia y una voz implorando piedad, son desgarre del alma de pena y dolor ante la amargura y el sufrimiento padecido por Nuestro Señor. Son una forma peculiar, poética y musical de rezar de nuestro pueblo.

Para escuchar la Saeta Cuartelera hay que adentrarse en un cuartel cualquier sábado de Cuaresma, o asistir, por ejemplo, a los encierros de los pasos en sus Iglesias o en los locales de sus cofradías, y sobre todo, al encierro de la procesión del Viernes Santo en la noche, donde la Saeta Autóctona de Puente Genil surge desde cualquier rincón de la acogedora Plaza del Dulce Nombre, del grupo de picoruchos del Apostolado acompañada del ronco sonido de los tambores y el fondo de las cadenas del demonio y la muerte, o brota en cada esquina del antiguo Barrio de la Isla, por los hermanos de las Corporaciones Bíblicas que asisten a este encierro, en medio de la muchedumbre que se apiña alrededor del Cristo de la Buena Muerte, de San Juan Evangelista, de Ntra. Sra. de las Angustias o de la Virgen de la Soledad.

Esas saetas que manan de la gente allí congregada junto al serpenteante Genil, quieren convertirse en bálsamo y en oración, son como un requiebro lleno de amor hacia Cristo crucificado y yacente, o bien, hacia su Santísima Madre que lleva a su Hijo muerto en su regazo, o caminando lentamente en su Soledad bajo el oscuro palio de la noche primaveral.

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